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Resumen Torneo Marina D’Or – Infantil Femenino

11059941_10200345734723218_3468964819993894074_oA las 6.15 empezó la aventura con la salida del autobús desde Elche. Las ganas en las jugadoras vencían al sueño (que no era poco) del madrugón. Así transcurrió el largo viaje que separa Elche de Marina d’Or (4 horas de bus).

Y horas antes del partido ahí estábamos, en la grada del pabellón de Torreblanca, con los nervios y “el gusanillo” por comenzar, viendo desfilar equipos y haciendo cábalas de “cómo serían” nuestras rivales.

Y así llegó el primer partido. No fue bueno, para nada, y el equipo estuvo desconcentrado. Eso sí, se logró competir a muy buen nivel, pese a un 0-10 que nos endosaron el último minuto, donde una jugadora de cada equipo brilló sobre el resto. Se ganó, pero no tuvimos buenas sensaciones.

La hora de la comida y de la siesta mostraban rostros de mucho cansancio. Pese a ello, nos dispusimos a jugar el segundo partido con el equipo más fuerte del grupo, el Alcobendas. Pista exterior y 6 de la tarde (mucho calor), mala combinación. La imagen era un cuadro: la mejor del anterior partido con una pequeña intoxicación por la comida no pudo apenas jugar; otra con la espalda dolida, también en el banco; y el resto aguantando casi 40 minutos con el cansancio acumulado. Alcobendas nos pasó por encima, aumentando la diferencia a más de 20 puntos. Las nuestras no jugaron a baloncesto, directamente.

Lo importante después del partido era recuperar a todas, y después de que los médicos vieran a “la enferma” (por si os lo preguntáis qué tal está, decir que el día siguiente ya quería comer los churros y el bacon del buffet) nos fuimos a la playa. El esfuerzo lo había merecido, y tras un rato de relax, cena y pequeño paseo se fueron a dormir, que bien lo necesitaban.

El segundo día fue otra historia. El partido lo teníamos a la 1, por lo que aprovechamos para dormir, desayunar tranquilos e irnos un ratito a la piscina. Y sentó bien, ya que el siguiente partido, contra Casablanca, las jugadoras dieron un recital de juego ofensivo (las 7, sin excepción), sobre todo el primer cuarto, basado generalmente en contraataques rápidos y agresivos a canasta y triangulaciones. Un gran partido que nos daba moral para el cruce de la tarde. Antes, lógicamente, tocaba un ratito de relajación en el spa (“el otro baloncesto”).

Y es que el cruce de la tarde era contra Castellón, un equipo del que muy bien habíamos oído hablar, que venía de autonómico (del potente grupo de Valencia) y de ser campeón del grupo A de preferente invicto. Un equipo que poca gente confiaba que pudiéramos competirle. Y se dio la sorpresa. Y es que las jugadoras, como por la mañana, fueron un equipo engrasado que trabajaban ayudándose de forma constante, sin miedo a actuar y a hacer cosas. El primer tiempo fue espectacular, sin necesidad de que el balón tocase el suelo para llegar a canasta, y usando el bote solo para tomar buenas decisiones de cara al 1×1. El segundo tiempo Castellón propuso una zona 1-3-1 y endureció hasta el límite la defensa. Pero las chicas se sobrepusieron a todos los factores y encontraron soluciones a los problemas creados, buscando la combinación dentro-fuera, y creándose buenos tiros que entraron. Supieron, además, contrarrestar un 0-8 de “las locales”, y mantener la cabeza fría en todo momento. La victoria, un premio totalmente merecido, en el partido más bonito que jugamos en el torneo.

Así, llegamos la segunda noche, con tanto cansancio como la primera, pero con la satisfacción del trabajo bien hecho.

El día siguiente era momento de hacer maletas, pero también de jugar el último partido. No fue un buen partido, para nada, todo sea dicho. Pero las chicas compitieron nuevamente y ganaron a un rival muy duro, sobre todo en defensa. Faltó la chispa, la actitud y el compañerismo de otros días. El partido nos sirvió para rebajar la euforia y, sobre todo, para que se dieran cuenta “qué actitudes” sumaban y cuales restaban al trabajo del equipo (estoy seguro que lo comprendieron al 100%).

Tras una comida express y rapidez para hacer la maleta, nos volvimos a casa, con la satisfacción de un buen trabajo.

Destacar:- al EQUIPO. Cómo se sobrepusieron a los problemas internos y externos. Ese cariño que se tienen fuera, cuando lo transmiten dentro, hace todo mucho más fácil. – creo, además, que este torneo nos ha servido para darnos cuenta de nuestras posibilidades y, sobre todo, para darnos cuenta de nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades, y a diferenciar las actitudes que nos harán crecer con las que nos merman. – destacar también el comportamiento de TODAS, siendo responsables (quitando el tema de la llave, ¿verdad?), puntuales (más que yo, lo reconozco) y siguiendo cada una de las normas impuestas. Chapó por ellas.

Gran experiencia, como siempre, con un grupo genial.

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